Historias de la tele por Miguel Herrero


Ahí te quiero ver

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"Ahí te quiero ver” fue un exitoso experimento de TVE para hacer que el típico show americano de una gran actriz, tipo Carol Burnett, funcionase a nivel patrio. La escogida fue la catalana Rosa María Sardá, que había hecho breves incursiones en la televisión nacional pero que en Cataluña ya era una estrella con programa propio. El 4 de Octubre de 1984, una potente voz anunciaba a bombo y platillo la aparición de la presentadora más excitante de la televisión mundial. Y desde aquel Jueves noche, cada semana, nuestra presentadora intentaba bajar la escalinata como podía. Llegó a hacer la misma introducción de mil maneras, vestida con trajes regionales, soportando el viento, en plan rápido, lento…y mientras, esperando abajo, el actor Enric Pous, que viviría la mejor etapa de su carrera con el personaje estrella del espacio, Honorato.

Pous interpretaba al marido paciente de la señorona aristocrática con la que se casó. O lo que es lo mismo, el sketch principal del magazine de la Sardá. A lo largo de sus dos extensas temporadas de emisión,  Honorato apenas hablaba unas palabras ya que todo se lo decía su engreída esposa, que no le dejaba hacer nada, ni le consentía ver a su adorada Bombi, personaje de Fedra Lorente en el “Un, dos, tres”. Ni le dejaba comer porque le subía el azúcar, ni viajar por la tensión, ni salir por si le mordía un perro. Este divertidísimo dúo demostraba la paciencia de los matrimonios por aguantarse tras varios años de casamiento. Rosa María torcía el gesto, arrugaba el rostro cada vez que nombraba a su “Honorato” como llamada de atención al comentario ácido que le iba hacer, poco benévolo para él. Mientras, el paciente esposo miraba al televisor, intentaba replicarla con poco éxito y seguía con su temblor de manos. La idea parecía venir de una secuencia de una película donde Irene Gutiérrez Caba hacía un personaje muy parecido.

En “Ahí te quiero ver” eran muy importantes los sketches. Su guionista principal era el hermano de la estrella, el luego popular Javier Sardá. Ideas muy divertidas y originales de acuerdo con el tema desarrollado para cada semana. Podía tratar de los supermercados, el futuro, el miedo, las asociaciones,  las selvas, la clínica, el periodismo o los cruceros. Una fórmula inventada por el concurso de Ibáñez Serrador, la de dedicar cada emisión a un tema monográfico. Por eso, el gag podía ser una clase para enseñar cómo comportarse como un verdadero turista japonés o el de la indecisión de unos ancianos por comprarse una lata de sardinas o no. Y aunque esa era la base del humor en el programa, supieron hacer de los sesenta minutos del show una correcta mezcla de contenidos donde cabía la música, la entrevista y la interacción con el público.

Respecto a la música, por el plató del programa pasaron las mejores estrellas del momento e interpretando, aunque en “play-back”,  los éxitos de la época. Ejemplos serían los de Mecano, “Olé Olé” con su “Voy a mil”, Radio Futura, La Unión, Alaska, Nacha Pop, Spandau Ballet, Hombres G, Objetivo Birmania, Luz Casal o Miguel Bosé con su triunfal “Amante Bandido” pero también otros de un público más veterano como Massiel, Moncho, Luis Cobos o  Martirio. Y en el apartado internacional más interesante, visitaron “Ahí te quiero ver” figuras como Ray Parker Jr con su tema “Ghostbusters” de la película “Cazafantasmas”, Limalh con “La historia interminable” o la mítica Dianne Warwick.

                                                           

Y en cuanto a las entrevistas, Rosa María Sardá supo realizar unas interesantes cuestiones a sus invitados, amparada en un guión bien elaborado y muy original. En su primera etapa, además, se realizaban en medio del escenario preparado “ad hoc” para la situación, relacionado con el tema de la semana. Una parada de tren, la goleta de Colón, una biblioteca o la redacción de informativos. Sus invitados podían ser personajes muy populares así como personas de la calle y representativas de un oficio concreto. Entre los más conocidos se podrían destacar nombres como los de Xavier Cugat, Pedro Almodóvar con Carmen Maura, Montserrat Caballé, José Luis López Vázquez, Albert Boadella, Tip y Coll, Eugenio, Miquel Roca, Adolfo Marsillach, Rocío Jurado, Terenci Moix, El Lute, Norma Duval, el doctor Jiménez del Oso, Pascual Maragall o el polémico director de TVE de la época, José María Calviño. Por cierto, algo poco usual, que el máximo dirigente del Ente Público, y con tal interés informativo por sus cuestionadas decisiones, se sometiera a un interrogatorio público en su momento más difícil.  Y entre los menos populares, acudieron a la cita del espacio desde un club de fans de Camilo Sesto a un desactivador de bombas, pasando por unos expertos en graffittis, un detective privado o el Embajador de la India.

En su primera etapa, que acabó a principios del verano de 1985, tuvo cierto protagonismo un personaje animado llamado Alvarito, que era la contra-réplica de la Sardá. Con una divertida voz interpretada por el actor Joaquín Cardona, el pequeño Álvaro resultaba contestatario con la labor de nuestra querida presentadora y la llegaba a sacar de quicio con tanta crítica. La catalana también hizo popular el personaje de una viejecita algo despistada o la “fumada” con aires de pasada de rosca y recién salida de probar un porro en el “Rockola”. Se metía con el público asistente al plató, que se moría de risa por sus ataques personales a los pacientes espectadores. Y eso que ellos no sabían que tras el encuadre de cámara mientras aplaudían, aparecían unos letreros indicando que ese espectador/a salía de un psiquiátrico o que le acababan de multar por aparcar indebidamente.

El éxito del programa hizo que la vuelta estuviera garantizada y el 23 de Diciembre de 1986 regresó con nuevos bríos, un plató más grande y mayor presupuesto. Esta vez, cada emisión tenía un invitado protagonista de la misma. Entre los primeros, pasaron Fernando Morán, Antonio Gala, Vittorio Gassman, Alberto Ruiz Gallardón, Ángela Molina, Camilo José Cela, Rafaela Aparicio, Lina Morgan, el escritor Manuel Vicent o el carismático Pedro Ruiz. Con éste último, la Sardá protagonizó una caída de silla, preparada, donde acababa en el suelo ante la mirada atónita del showman, sin tiempo para ayudarla a evitar el golpe. Además, a las habituales colaboraciones en sketches de las actrices Amparo Moreno y Loles León, se añadió la participación de Joaquín Krémel. Hubo una especie de serial donde se trataba de descubrir al posible asesino de la Sardá, semana a semana, hasta sorprendernos con una gemela de la actriz, que fue la causante del fatal desenlace. El final del show se produjo el 27 de Mayo de 1987 tras otras 26 entregas y en su nueva ubicación semanal, esta vez, en la noche de los Martes.

                                                                 

El programa se hacía desde el Centro de Producción de TVE en Esplugas de Llobregat y estaba realizado por Miquel Fortuny.  Consiguió el favor del público de una manera rápida y precisa, como lo demuestra el hecho de que Rosa María lograra el premio TP a la mejor presentadora, arrebatándoselo a la habitual destinataria del galardón, Mayra Gómez Kemp. Por cierto, que en un programa de “Ahí te quiero ver”, Mayra era entrevistada por la catalana como muestra del buen rollo entre las presentadoras. Pero lo cierto es que la Sardá fue escogida como la mejor de 1984 con 235.601 votos, superando a otras triunfadoras del momento como Rosa María Mateo, Eva Nasarre, Paloma Chamorro o Pastora Vega.

Aunque el espacio se despidió en un momento de gran éxito, la Sardá no volvería a TVE más que ocasionalmente. Para protagonizar la serie “Villa Rosaura” con Ferrán Rañé, en 1994, que no obtuvo gran repercusión, o “Abuela de verano” ya en el nuevo siglo, que sí consiguió una cierta repercusión y un buen dato de audiencia el día de su estreno. Su dedicación al teatro hizo que brillara en el Estudio 1 “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”. Además, presentó varias ediciones de los Premios Goya, siendo una de sus maestras de ceremonias más valoradas. En las cadenas autonómicas, la Sardá se hizo cargo de “Olé tus vídeos” a principios de los 90 cuando se pusieron de moda los vídeos de cámaras caseras. Un año después lo dejó en manos de su propio hermano, Javier Sardá. Y mientras colabora de vez en cuando con la tele catalana, nos regala momentos como los que protagonizó en los anuncios de la “gula del Norte”. Un lujo de actriz, de show-woman que hizo de su brazo en la cintura y el otro, a modo de presentador de espectáculo de varietés, mientras se contonea al son de la constante y atrayente sintonía de “Ahí te quiero ver”, uno de los momentos más recordados de mi infancia y más característicos para quienes me conocieron de peque.  Querida Sardá, en el ruedo del talento televisivo  te quiero ver, de nuevo… ahí.  


Historias de la tele por Miguel Herrero

 

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