Historias de la tele por Miguel Herrero


Cajón Desastre

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El 17 de Septiembre de 1988 nacía para televisión uno de los mejores espacios infantiles de toda su historia. Hasta ese momento, los Sábados por la mañana estaban copados por la contestataria 'bola de cristal' de Lolo Rico. Si bien en sus primeros tiempos sí estaba destinada a un público principalmente infantil, con el paso de los años y, en especial, en su última etapa, estaba dirigida a una audiencia madura que pudiera desengranar correctamente los mensajes marxistas de los Electroduendes. TVE decidió devolver a sus espectadores el concepto de programa 'blanco' con la emisión de 'Cajón desastre'.
 
Para llevar a cabo este espacio, contaron con la dirección de Rafael Herrero y la realización de Juan Blas Leal, aunque fue Federico García Serrano quien dio marcha al invento y le dotó de unas características diferentes a los programas infantiles que se habían emitido hasta entonces. La presentación correría a cargo de Míriam Díaz Aroca, que ya había llamado la atención en el macroprograma matinal de Jesús Hermida 'Por la mañana'. Allí se convirtió en la azafata/presentadora adjunta del 'bote de Don Basilio'. Pronto se descubrió la faceta natural de Míriam para comunicar y para desenvolverse en el medio televisivo. Ella iba a revolucionar la estética de las presentadoras de infantiles que habíamos visto en los primeros tiempos de nuestra tele. Si bien casi todas habían sido mujeres entregadas a la causa y con un aspecto algo remilgado, Míriam era atractiva, guapa e impactante. Realmente no se sabía si gustaba más a los niños o a sus padres. Ella se quedó sola en las labores de presentación a las pocas semanas aunque en un principio sí tenía un copresentador, Jesús Marchamalo.

                                  

'Cajón desastre' respondía a la mezcla de géneros, a un sinfín de posibilidades para pasar el rato, todas ellas metidas en el cajón de un trastero de cualquier casa. El trastero de TVE se abría a las 9 de la mañana y finiquitaba a las 12.20 aproximadamente. Se abría con un apartado primordialmente infantil y en el que tenían cabida muchas de las series animadas más entretenidas de la época. Una de sus características fue el confiar en productos de la Europa del Este, pequeños cortos de origen polaco o yugoslavo pero que demostraban tener calidad en su imagen y, sobre todo, en su contenido. Algunas de ellas fueron 'Bojan', 'Víctor y María', 'Calculín', 'Fábulas', 'Emilie' o 'Mr Hiccup'. Bien es cierto que también aceptaron buenas propuestas de grandes productoras como los dibujos de 'Merrie Melodies', 'Johny Quest', 'El cachorro de Scooby Doo', 'Los Bluffers', 'Mafalda', la interesante versión animada de 'El mago de Oz' o 'Teen Wolf', adaptación en dibujos de la película de Michael J. Fox, gran éxito del momento. También incluía una sección llamada 'el planeta imaginario', de similar nombre que un conocido espacio juvenil de TVE, pero con otras temáticas como la historia de Andersen 'Ole Lukoje'.

Míriam daba paso a un apartado del programa llamado, en principio, 'Actividades'. Allí, los niños y niñas participaban activamente en el programa en secciones como 'Ilustración', que podía estar dedicada a los garabatos, 'lápices de colores', 'Sobre ruedas' con Jordi Bertrán o 'Contrastes'. Y la tercera fase fue la más popular y representativa de esta mítica producción de nuestra tele patria. Dirigida a los 'adolescentes', como ellos mimos llamaron a esta parte final, incluía la emisión de una serie americana de impacto y unas muestras del género de variedades en su más extensa concepción. Como estreno, no pudieron empezar con mejor pie. Decidieron ofrecer al público español las aventuras de un extraterrestre irreverente llamado 'Alf'. Tanto y tan repentino fue el éxito, que pronto dio el salto desde el cajón. Por lo que 'Alf' se independizó para ubicarse en la tarde dominical de la tele pública. Pero el cajón no se resintió demasiado ya que tenía otras bazas como 'Los robinsones suizos', 'Colegio Degrassi' y más adelante la fantástica 'De otro mundo', con una niña que era capaz de detener el tiempo uniendo sus dos dedos índices.
 
Una comedia de corte clásico ambientada en una vivienda familiar se ganó a los espectadores más fieles. Se llamaba 'Pase sin llamar' y estaba protagonizada por los actores Angel de Andres López (años más tarde popularísimo como uno de los protagonistas de 'Manos a la obra'), Marta Fernández Muro, Laura Cepeda, Raquel López y el pequeño Lucas Martín. En ese entorno se desarrollaban las historias diarias de sus persoanjes como ocurriría habitualmente y un poco más tarde en todas las telecomedias de cualquier cadena de televisión en España. Y en ese decorado se producía la cabecera de 'Cajón desastre', una inquietante melodía a modo de espía que se cuela en hogar ajeno para pillar por sorpresa a los habitantes del mismo.

                               

Tras la serie, el espectáculo del grupo 'Ale hop', las actuaciones de Rudy y Carlos, Marisol, las coreografías de Bob Niko, las marionetas Rocamora o la atracción 'Nessum Dorma'. El humor sería la clave de esta sección. Así, destacaron 'Faemino y Cansado' dentro del subapartado 'Cinema desastre'. Sus diálogos surrealistas e innovadores supusieron un aire fresco para la nueva televisión cercana a los años 90. También Pepe Viyuela hizo su primera aparición en el medio realizando sus interpretaciones a modo de mimo, o Karola Eskarola, una actriz rellenita y descarada, que hacía unos sketches llenos de fuerza e impacto. Como remate a este elenco de nuevas figuras, el peso de nuestro mejor tahur, el mago de la tele, don Juan Tamariz, en su 'Magia Street'. Y el cierre del espacio contaba con otro decorado, una especie de garaje donde los jóvenes se reunían a bailar y cantar sus propios temas. Los grupos que se acercaban a ofrecer sus creaciones no eran de primera línea sino formaciones que pedían su primera oportunidad en televisión para dejarles demostrar su talento. Algunos de ellos fueron: Los gatillos, Los flechazos, Agentes secretos, los Ensayos, los Confidentes, Jim y las Hienas, La lefme que mamafte, los gatos fríos, DNI, los vagos de Minesota, Cosa nostra, Cuatro bajo cero... o los más afianzados 'No me pises que llevo chanclas', 'Modestia aparte', 'Los Refrescos' o 'Siniestro total'. Una especie de guateque actualizado. La imagen de un gran reloj mientras todo el público presente entonaba la cuenta atrás a golpe de cadera junto a Míriam llevaba a los títulos de crédito finales.

                                                                                      

El programa convenció de una manera contundente. Así, ganó dos premios de la revista TP como mejor espacio infantil y Míriam logró una nominación a ser la mejor presentadora de todas las cadenas, cuando éstas ya existían. Los jefazos pensaron que se podía exprimir más el limón y por ello, el 19 de Abril de 1990 pasó a ser diario de Lunes a Jueves tras 'Los mundos de Yupi'. De una hora de duración, Míriam explotó aún más su faceta artística interpretando a la Mari, una operadora telefónica cotilla. Y en el 'Consultorio desastre' junto a Faemino y Cansado dando consejos. Empezaron a colaborar Arcadio Pascual y Nines Martínez con la sección deportiva 'Acción en acción'. Se incoporaron la serie animada 'Patoaventuras' con el tío Gilito y sus tres sobrinos, el 'Conde Duckula' y los capítulos de una serie americana que también conseguiría emanciparse pronto, la clásica y querida 'Los problemas crecen' de la familia Seaver. Otras secciones fueron 'Radio desastre', 'Basta y recógelo', 'Nuestro mundo', los videoclips grabados en exteriores o 'Estadio desastre'. Pero el programa llamó la atención por su gymkana gigantesca donde dos grupos tenían que recorrer la pista sobre patines. Míriam se puso las botas a danzar por la pista y a presentar a los equipos con sus curiosos nombres (como 'las albóndigas retorcidas' o 'los elefantes escacharrados') que remataría con el silbido característico de la Aroca. En verano, se desplazaron a una gigantesca piscina donde más de una vez acabó mojándose igual que los pequeños concursantes.

                                 

Curiosamente la aventura se cerró en Marzo de 1991 cuando estaba en un espléndido momento de creatividad y producción. TVE lo sustituyó por una nueva apuesta llamada 'Juega con nosotros', que incluía la emisión de una serie y un concurso diferente para cada día (entre otros, el 'Pictionary' de Jordi Hurtado, el 'Supertren' de Elisa Matilla o 'El rescate del talismán'). Algún jefazo debió pensar que los tiempos estaban cambiando y la solución era simplificar la propuesta, que no salió bien y tuvo que ceder su lugar a nuevas series extranjeras relevándose entre ellas.
 
'Cajón desastre' supuso un momento de inteligencia en el medio, de ganas de pasarlo bien con personas que valían para ello. Realizado por gentes de la tele que pensaban en las bases del medio televisivo: formar, informar y entretener. La popularidad de Míriam hizo que la revista TP abriera una línea telefónica donde la gente podía preguntarle por situaciones de la vida cotidiana y recibir consejos de su presentadora favorita. También sirvió para hacer de ella una chica polifacética pues sacó su primer disco, 'Chicos' y supo defenderlo con una gran dósis de vitalidad. Llamó la atención de Chicho Ibáñez Serrador para que sustituyera a la gran Mayra Gómez Kemp en el regreso del mítico 'Un, dos, tres' junto a Jordi Estadella. También Pedro Almodóvar la llamó para hacer un pequeño papel en 'Tacones lejanos', Fernando Trueba la alzó hasta el Oscar en 'Belle epoque' y las cadenas se la rifaron para tenerla entre sus fichajes estrella hasta el punto de convertirse en un verdadero escándalo el sueldo que cobraba en 1994 en la tele pública. Hoy en día es una de las figuras más queridas del medio y la vimos meterse en su viejo cajón desastre en la gala '¿Como están ustedes?' que presentó para celebrar los 50 años de infantiles en TVE. El que les escribe tuvo el placer de agradecerle tantos buenos ratos televisivos cuando la entrevisté para 'Contigo de tarde' de Canal 4 Castilla y Léon en la gala de los Premios Goya de 2007. Entonando su sintonía de cierre, 'subidubidubi subiduba', sólo queda decir que pocas veces sale un resultado tan bueno de un 'desastre' tan grande.

 


Historias de la tele por Miguel Herrero

 

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