Historias de la tele por Miguel Herrero


Los Fraguel

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“El centro del universo es un lugar maravilloso excavado en la roca llamada Fraggle Rock”. Así rezaba el comienzo de cada capítulo de esa brillante creación de Jim Henson, llamada “Los Fraguel”. TVE emitió su primer capítulo el 7 de Octubre de 1984 aunque la serie ya era un éxito en los Estados Unidos desde que la HBO la estrenara en el 83.

                                            

Estos simpáticos personajes presentaban un aspecto de animalillo travieso con cola y vivían en unas cavernas debajo del taller de Doc, un anciano que compartía habitáculo con su perro Sprocket. Nadie hubiese imaginado que a pocos centímetros de su hogar se encontraba toda una civilización de pequeños seres de colores. La conexión entre un mundo y otro era el agujero de la pared por donde el can contemplaba con estupor cómo salía un bicho naranja a recoger las postales que su dueño tiraba a la papelera. Ese personaje naranja era el líder del grupo de amigos que conocimos y cuyo nombre era Gobo. De color naranja, era vital y su ilusión radicaba en  descubrir nuevos mundos, para tomar ejemplo de su tío Matt, el viajero. En el primer capítulo veíamos cómo éste último emigraba al exterior para descubrir lo que se cocía por el resto del mundo. De hecho, en cada capítulo, su sobrino Gobo nos leía la postal que su tío enviaba al taller de Doc y que, al no ser reconocido por éste, era tirada al cubo de la basura. En ellas, Matt mostraba con total asombro cómo los humanos se comportaban de una manera extraña y veíamos los malentendidos a los que daba lugar debido a su desconocimiento de inventos como el supermercado, el zoo, los ascensores o los parques de atracciones. Las situaciones resultaban siempre muy divertidas como cuando no daba crédito a que se le inflara la lengua a alguien que se había metido un pedazo de goma rosa en la boca, que se trataba de un simple chicle. A este incansable viajero le ponía la voz el extraordinario actor de doblaje Carlos Revilla, que alcanzaría la gloria de su carrera con la personalidad de Homer Simpson. Y es que el doblaje de la serie en castellano es una muestra del mejor talento de la profesión.

Gobo estaba interpretado por Angel Egido, que compartía en esa época el éxito de ese personaje con el de Maese Sonoro, uno de los míticos Electroduendes de “La bola de cristal”. Años más tarde, sería el papá de Homer o el señor Smithers en “Los Simpsons”. El mejor amigo de Gobo era Dudo, leal hasta el infinito y con una personalidad tímida e infantil, con arranques de valentía en determinados momentos y con un gran corazón. Era amarillo y vestía una divertida camiseta playera. Su voz era responsabilidad de José Luis Gil, otra excelente figura del doblaje en España pero cuyo gran éxito se debe a su personaje del señor Cuesta, y marido de Loles León, en “Aquí no hay quien viva”. A la vez que daba vida y sentimiento a Dudo, le imprimía carácter a Leroy, el bailarín de color de “Fama”. Y si había dos amigos fuertes, las féminas Fraguel también hicieron piña: Rosy y Mussy. La primera era roja con coletas, con un carácter histriónico, con el ego por las nubes y siempre irónica, especialmente cuando intentaba superar a Gobo en chulería. Su voz pertenecía a Lucía Esteban y le dio un toque a lo Bette Midler, la histórica cantante y actriz americana. Todo lo contrario a su mejor colega, Mussy, una especie de artista bohemia que prestaba atención a la poesía, la naturaleza y a la espiritualidad. De color morado, su voz era la de Laura Palacios. El grupo se completaba con Bombo, que iba bastante a su bola y cuyo mayor placer en la vida estaba en lavar la ropa, sobre todo, calcetines. De color verde, con una gorrita que le tapaba los ojos y una simpática bufanda, es indeciso y siempre se lamenta de las cosas que le rodean. Se podría decir que es una mezcla entre un hipocondríaco, un pesimista y Woody Allen. Su voz era la de Rafael Alonso Naranjo y fue el único de los Fraguel que la conservó en los 96 capítulos y en la posterior serie de dibujos animados de una temporada de duración.

                          

Junto a la vida diaria de los Fraguel, habitaban los Curris. Ellos eran unos personajes aún más diminutos, de color verde, con unas pequeñas antenas y que dedicaban todo su tiempo a levantar construcciones. En muchos capítulos, el argumento se centró en la vida de esta otra civilización que convivía pacíficamente con los personajes principales de la serie. De hecho,los Fraguel se alimentaban de esas construcciones y por eso, los Curris se preocupaban de los sabores que más les gustaban a sus destinatarios, a modo de buen gourmet mezclado con un toque de arquitecto. Fue habitual la aparición de Berbiquina Curri, que llegó a desear ser un Fraguel más hasta que la hicieron razonar y  admitir que su tamaño impedía hacer las mismas cosas que sus vecinos.

Pero un tercer foco de atención estaba en el jardín de los Goris. Ellos eran tres gigantescos “monstruos”, diez veces más altos que los Fraguel, y que formaban una unidad familiar. Era el Papá Gori, la Mamá Gori y Junior. Representaban una especie de monarquía que dirigía el Universo, pero que no abarcaba nada más que humildes aventuras y preocupaciones como las de atrapar a esos bichos que salían de las rocas. De hecho, fueron muchas veces las que tuvieron que correr  nuestros protagonistas debido a las trampas que les ponían los Goris. El problema venía porque los pequeños invasores les robaban los rábanos para comer y es que no sólo de construcciones vive un Fraguel. Lo más gracioso era ver a la Mamá Gori, horrorizada por la aparición de estos seres ya que era como una plaga de topos o ratas para los humanos y pensaban que les iban a transmitir cualquier enfermedad. La voz de ésta, pertenecía a la grandísima actriz María Romero, que tanta vida dio a la señora Ropper, entre muchas otras grandes interpretaciones. Lo cierto es que los Goris, a veces, sí que se entendieron con los Fraguel ya que conseguían favores mutuos en determinadas ocasiones.

Cuando nuestros simpáticos personajes se encontraban pesarosos por un problema, acudían a Justina, la Montaña de Basura, que les aconsejaba de una manera algo ambigua pero a la que respetaban como a un dios. Una vez que ella transmitía su mensaje, dos ratas a modo de escolta, Filo y Mena,  remataban con un “la Montaña de Basura ha hablado” y se desfiguraba para convertirse de nuevo en un montón de desperdicios bien camuflados. Y es que estos pequeños personajes se metían en mil y un problemas. Discusiones entre amigos, dudas acerca de su futuro, decisiones no compartidas, juegos y celebraciones…y entre todas esas andanzas, siempre sacaban tiempo para cantarse unas cuantas canciones. Algunas, tan pegadizas, que pronto se sacó un disco con los mejores temas de la serie. También en España apareció uno con temas tan divertidos como “El convincente John”, “Nos gusta construir” o “Coge la cola por el tigre” aunque la estrella fue, sin duda alguna, la que sonaba como melodía de cabecera de la serie, “Ven a Fraggle Rock”. Su tono es hoy en día un éxito para los móviles y uno de los más recordados de la televisión de los 80. La vitalidad que destila no ha variado con el paso de los años. Y es que desde la letra ya se puede averiguar lo que podíamos contemplar segundos después, “vamos a jugar, tus problemas, déjalos. Para disfrutar, ven a Fraguel Rock”. Desde luego, disfrutar era lo que hicimos los espectadores desde que nos encandilaron las aventuras de esta serie.

 Una de las características de las producciones de Jim Henson es la transmisión de valores humanos. Aquí, eran muñecos los que tenían que mostrar con sus vivencias aquellos aspectos que los niños y niñas eran capaces de reconocer porque pertenecían a su día a día. Pese a lo que pasara a través de la aventura de cada capítulo, siempre acababa bien y se resolvía con acierto el problema. Lo importante era que al final, pese a las disputas, los colegas valoraran la amistad o que se dieran cuenta de que la avaricia, la envidia o el mal humor no eran beneficiosos y sí el compartir las cosas, la ayuda  o el cariño como forma de comportarse en la vida.

Una curiosidad es que la parte en la que aparecía Doc con Sprocket tuvo varias versiones. Y si el perro era siempre el mismo (aunque con otros nombres, en francés era Croquette), el actor era otro para Reino Unido, ambientado en un faro. Lo mismo en Francia, aunque la ubicación era una panadería. Y en Alemania también tuvieron otra versión, al estilo de lo que la productora hacía con “Barrio Sésamo”, en la que los Teleñecos eran los mismos para todo el mundo y cambiaban las partes de personajes reales mezclados con Caponata, Espinete o Bluki, en nuestra edición española. Y hablando de Teleñecos, tuvieron su encuentro con los Fraguel en un capítulo especial navideño en el que la rana Gustavo y su sobrino les contaban lo que era la Navidad y les animaba a pasarla con Peggy,Gonzo o Fozzy. Por cierto, que vimos su forma de celebrar esas fechas en el primer capítulo de la tercera temporada, titulado “Las campanas de Fraggle Rock”. Nunca aparecieron más humanos en el entorno del viejo habitante aunque siempre aludían a su vecino, Ned Simelfini. Y pese a que Sprocket ladraba y perseguía a Gobo sin piedad, llegó a pasar un capítulo entre ellos (“La gran aventura de Sprocket”) y le hizo creer a su dueño en esos seres a los que conoció en el último capítulo, “Cambio de dirección”, donde el anciano y su perro hacían la mudanza a su nuevo hogar y en el que Gobo hablaba al fin con Doc.

 

Estos hermanos de los Muppets se hicieron con el cariño del público español, que los degustó en diferentes horarios y cadenas, siendo TVE1 y la 2 las que la encumbraron. Antena3 compró los derechos en 1994 y la emitió por las mañanas dentro de “Tras tres tris”. Incomprensiblemente no se repuso durante una década hasta que Localia regaló a sus espectadores la emisión completa de las cinco temporadas. Telemadrid emitió la versión animada de “Los Fraguel”. En el 2005, Círculo Digital sacó a la venta la primera temporada en DVD y debido al éxito de ventas, hizo lo propio con la segunda. Periódicos como “El Día de Valladolid” sacaron una edición de video-cromos muy simpática con pequeños discos con fotos de sus personajes ilustrándolos. En Estados Unidos apareció la colección completa en DVD (con un documental extenso mostrando cómo se hacía la serie y titulado “Down At…Fraggle Rock” y que detalla el complejo mecanismo de producción y manejo de los muñecos, con técnicas muy avanzadas para la época) así como un libro sobre la serie y muñecos para conmemorar el 25 aniversario de la misma. Sus fans los conservamos como un magnífico regalo.

De la serie se realizó un relativo desembarco de merchandaising en su época, con el disco en castellano, un álbum de cromos oficial, un juego y rompecabezas, barajas de cartas o los cómics patrocinados por TVE que la editorial Star Comics publicó a mediados de los 80. Aunque en USA es innumerable la cantidad de artículos que han llegado a aparecer como postales, peluches, colonias, etc  e incluso portadas de prestigiosas revistas del medio como “TV Times” o ”TV Guide”. Pero sólo es un avance de la que se puede avecinar cuando se estrene en 2011 la película que recuperará a los personajes de la versión original viajando al exterior para comprobar si lo que el tío Matt contaba era cierto. También se prepara el retorno de unos remodelados Curris como serie para los más pequeños de la casa. Es inolvidable el cariño que destilaba la serie y el buen hacer del equipo de Jim Henson para hacer un producto de tanta calidad y ternura como este. Por eso, lo que puedo asegurar es que el centro del universo de los Fraggle está situado en un lugar maravilloso llamado nostalgia.


Historias de la tele por Miguel Herrero

 

 

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